JOSÉ MARÍA GALLARDO. Presidente de la Federación Extremeña de Caza

“Mi vecino, que es cazador, fue el otro día a una manifestación, en Mérida. Decía que nunca se había manifestado, él es muy tranquilo, pero decía que ya estaba harto.” “De nuestro pueblo fueron varios coches llenos de cazadores, decían que exigían respeto, dignidad y apoyo.” “Y de mi pueblo salieron dos autobuses llenos de familias y pancartas, están cansados del abandono político e institucional.” “Creo que para que todas estas personas salgan a la calle, algo tiene que estar pasando.”

Fuera como fuere, y viniera quien viniere, el pasado día 15 de abril empezamos a escribir el futuro de la caza y del mundo rural, en Extremadura y en España. El sector cinegético se movilizó como nunca jamás lo había hecho, y lo hizo con el compromiso y apoyo de las entidades más importante del ámbito rural, y tenemos que decir que, gracias al apoyo de TODOS, fue un éxito rotundo. Primero, por la concentración masiva; y segundo, por la esencia a revuelta que allí se respiraba. Revuelta que no puede parar aquí, que no debe acabar en la Plaza de España de Mérida o en estas páginas del Diario HOY.

El lema de la manifestación era “Sí a la caza. Nuestra forma de vida”. Una forma de vivir literal para muchas familias, cuyo único sustento es la actividad cinegética. Una forma de vida ética, social y cultural, para otras muchas. O una forma de vida a través de la cual conservar nuestros espacios naturales como ninguna otra. De una u otra forma, nuestras reivindicaciones se deben reflejar en el trabajo y día a día de las administraciones y partidos políticos. ¡Basta de condicionamientos!, ¡basta de prohibiciones!, ¡basta de mirarnos por encima del hombro!, de acordarse sólo de nosotros cuando hay que votar. La caza es un aprovechamiento más de nuestro campo, y como tal, tiene que aprovecharse, respetarse e impulsarse.

Cuando los ecologistas y los animalistas vivan en el campo y del campo, en el pueblo, cuando salgan de la sombra, y vivan de la agricultura, de la ganadería, de los recursos forestales maderables y no maderables (como la caza), hablaremos de igual a igual. Entonces será cuando su opinión sea tan válida como la de aquellos pegados al terruño de la Extremadura más rural.

Reivindicar nuestra forma de vida sólo ha supuesto un punto y seguido. Ni siquiera un paréntesis. Para la Federación Extremeña de Caza ha supuesto mayor compromiso, si cabe, con el sector. Una responsabilidad añadida. La obligación de hacer que todo el esfuerzo derrochado el 15-A haya servido para algo. Por ello, profundizaremos en nuestro trabajo como entidad que abandera la defensa de la caza en nuestra región. Abordaremos nuevos retos y proyectos innovadores. Y la creatividad, el tiempo, el esfuerzo y la profesionalidad de todo el equipo de FEDEXCAZA quedará, nuevamente, al servicio de la caza y del desarrollo rural.

Pero, al fin y al cabo, a quién le importa esto; sólo estamos hablando de la caza, de pueblecitos con unos pocos cientos de habitantes, de los paisanos que salen a echar el rato los domingos por la mañana al campo, o de la finca del “señorito”, ¡para qué queremos más! Esto no le importa a nadie, ¿o sí? ¿Acaso no somos miles de cazadores? ¿y miles de agricultores y ganaderos? ¿y miles de jornaleros? James Carville llevó a Bill Clinton hasta la presidencia de Estados Unidos con una famosa frase: “Es la economía, estúpido”, queriendo poner en alza uno de los principales puntos de su programa electoral frente una economía a la baja. Con un slogan, una frase contundente y directa, llamó la atención de su interlocutor, del votante, poniendo de manifiesto la importancia de la economía para todos los electores. Quizás lo que los cazadores necesitamos es que alguien nos diga, alto y claro, ES LA CAZA, ESTÚPIDO. Y que esa importancia de la que hablamos, esa relevancia para todo nuestro campo, se contemple en la vida social y política de este país.

Uniendo el lema de las manifestaciones del 15-A, a favor de la caza, y la magnífica frase del estratega de la campaña electoral de Clinton, sólo nos resta por decir en este artículo: “ES LA CAZA, ESTÚPIDO. NUESTRA FORMA DE VIDA.”