Lo hemos dicho en reiteradas ocasiones, la caza mueve en nuestra Región unos 400 millones de euros; contamos con unos 75.000 cazadores de los que casi la mitad forman parte de sociedades locales que engloban el 60% del total de la superficie cinegética extremeña. Con estos datos, está claro que la  caza es un pilar como se desprende del Plan Regional de Caza, que ya inició su tramitación parlamentaria.

La mayoría somos cazadores de menor y observamos cómo ésta va en descenso. Llegado el mes de mayo, cuando redactamos este artículo, comienza la siega del cereal de ciclo corto, poco después, el resto, cuya recolección suele efectuarse por la noche. Mucha es la caza que se destruye. Pero uno de los problemas más graves es la hemorragia vírica, en su variante tipo 2 que afecta al conejo.

En nuestra Sociedad, tras cerrar la temporada el 15 de diciembre, apreciamos que el conejo crió bien, incluso en zonas donde no se veían, ahora estaban presentes. Se han colocado bebederos y majanos, pero ¡qué va! En marzo y abril la vírica ha afectado a buena parte del coto. ¡Esperamos que de esa zona no pase!

Lo peor de todo es que no vemos solución. Es curioso que prácticamente no hayamos encontrado un conejo muerto por mixomatosis, todo ello fruto de continuas desinfecciones. Pero con la vírica hemos topado, pues la revacunación del conejo de monte resulta imposible. Coincidimos con el Presidente de la Federación Extremeña de Caza en que es necesario un Plan Nacional que nos permita luchar contra la enfermedad. Tiene que ser el propio Ministerio el que tome las medidas para minimizar el efecto de esta enfermedad, a la vez que incentive una agricultura más ecológica y una ganadería que evite el sobrepastoreo.

Las ayudas a titulares de cotos de caza para mejorar el hábitat han sido muy importantes pero nos resultan insuficientes a la hora de luchar contra la neumonía. Se hace obligado un trabajo conjunto de Ministerio y Comunidades.